viernes, 30 de enero de 2015

ODISEA (Victoriano Vicario, 1911-1966)



Aquí la luna es sólo una paloma,
Un lirio apenas de metal o piedra.
Crece la soledad y crece el vino,
Y la noche es un río de aguas lentas.
Para morir un dulce sol de abejas
Apenas conocido por el sueño,.
Apenas muerte azul, apenas lluvia,
Amor apenas vivo, apenas muerto.

Yo no podría en tu ciudad morirme
Entre tanta paloma cenicienta,
Entre tantos corceles moribundos
Y un solo ángel de arena.
Qué dorado orfeón arrastraría
La tarde antigua y las estatuas llenas
De tanto olvido y tanto mar de azufre?
¡Oh! dorado castigo de agua muerta.

Pero, violín perdido, dulce lirio
Quebrado en una euforia de ceniza.
Perdido afán del corazón sin eco
Entre violentos soles. La escondida
Tristeza asoma su linterna sorda.
Y es un ángel de nieve tu sonrisa.

martes, 20 de enero de 2015

RESURRECCIONES (Pablo Neruda, 1904-1973)



Si alguna vez vivo otra vez
será de la misma manera
porque se puede repetir
mi nacimiento equivocado.
y salir con otra corteza
cantando la misma tonada.

Y por eso, por si sucede,
si por un destino indosránico
me veo obligado a nacer,
no quiero ser un elefante,
ni un camello desvencijado,
sino un modesto langostino,
una gota roja del mar.

Quiero hacer en el agua amarga
las mismas equivocaciones:
ser sacudido por la ola
como ya lo fui por el tiempo
y ser devorado por fin
por dentaduras del abismo,
así como fue mi experiencia
de negros dientes literarios.

Pasear con antenas de cobre
en las antarticas arenas
del litoral que amé y viví,
deslizar un escalofrío
entre las algas asustadas,
sobrevivir bajo los peces
escondiendo el caparazón
de mi complicada estructura, 
así es como sobreviví
a las tristezas de la tierra.